viernes, 9 de mayo de 2025

No es la IA, somos nosotros - Black Mirrow y la realidad.

       El otro día, ese espacio de tiempo que va desde ayer hasta mi nacimiento,  estuve viendo la séptima temporada de Black Mirrow. Me gustó tantísimo que tardé minutos en borrarla de mi memoria.  Uno de los episodios es "La rosa púrpura de El Cairo" pero al revés, otro es la continuación de uno anterior y el resto, en mi opinión, tienen todos un punto de crueldad que no me gusta nada. Quizá porque es la realidad llevada al extremo y hace tiempo que no me gusta en lo que se está convirtiendo el mundo.

      Buen ejemplo de todo lo que no me gusta es el primer capítulo de esta temporada, llamado "Gente Corriente" y que no tiene nada que ver con la peli de Robert Redford. En este episodio, muy resumidamente, una mujer necesita de un "programa" tecnológico para seguir con vida, se trata de una modificación en el cerebro humano que permite controlar las emociones y la vida desde el móvil. Dicho programa tiene la misma filosofía que Netflix, quieres más cobertura: paga más, quieres más horas de actividad: paga más, no quieres anuncios: paga más, y así hasta el infinito, subiendo la tarifa cada mes. Para conseguir el dinero necesario para ir actualizando la suscripción al Netflix Ciberhumano, el marido hace retos por dinero, arrancarse dientes por peticion de gente en redes  y cosas así, como los de las hipotecas, igualito. Es decir, en este episodio Black Mirrow no solo imagina el futuro, sino que te cuenta un presente que no debería existir.



     El caso es que yo no iba a opinar al respecto, pero coincidió que el otro dia, eso fue ayer, leí un artículo en el que hablaban de este episodio comparandolo con la venta del alma al diablo, siendo el diablo las tecnologías, y justo después de eso, una amiga me contó que había asistido a una charla sobre como afectan las redes a los adolescentes, el lenguaje, el comportamiento, las ideas etc... y ambos tienen razón, toda la razón. Llevamos mucho tiempo hablando de cómo las plataformas, las redes, el acceso a toda la información sin filtros, afectan a nuestra vida y al crecimiento de los másjovenes, poniendo el foco en eso: en el medio.

    Sin embargo, las plataformas, las redes y toooodas las IAs habidas y por haber, son un conjunto de unos y ceros, de comandos pertenecientes a un lenguaje de programación que siguen instrucciones escritas entre corchetes o entre llaves, no son más que condicionales escritas por un programador, una persona. 



     Quizá el problema no es la IA, la plataforma o el tiktok, sino su gestión, y están todas gestionadas por personas. Es posible, que estemos creando  una sociedad demasiado individualista, a la que no le importa lo que le pase al vecino, le importa lo suyo, viene a hablar de su libro, a hacerse rico a costa de lo que sea y de quién sea pero se alzan en redes en contra de las injusticias (injusticias que luego cometen en su vida real). Tan horrible me parece el dueño de la ciberempresa del capítulo como los usuarios de la red que pagan por ver como se humilla alguien que está desesperado. 

       Así que puede que la red, la plataforma o lo que sea, no sean la causa, sino las personas que estamos manejando cada una de ellas, a nivel usuario o a nivel profesional, la falta de conciencia, de valores y el no haber sabido llevar la vida real a las redes y sí las redes a la vida real. No es la tecnología, somos nosotros.

     Ojo, no estoy condenando a la IA y familia, soy la primera a la que le faltó tiempo para hacerse su muñequita Barbie, mirad que mona me ha quedado, parece una azafata de congresos 😂:



      Pero de jugar con las aplicaciones a lucrarse usando la tecnología, a costa de la salud, el dinero y la vida de la gente hay un trecho.   

     Habia una corriente filosófica que decía que el hombre es malo por naturaleza  y necesita de leyes para controlarse y otra que decia que el hombre es bueno por naturaleza, pero que la sociedad lo corrompe. (Hobbes y Rousseau, unos visionarios). Y en el siglo XXI ambas corrientes han logrado convivir. 

    En este capitulo, se nos olvida que hay una persona tras ese Netflix ciberhumano que se está haciendo rico a costa de las enfermedades y desesperación de la gente y digo se nos olvida porque la cara de la empresa es una mujer que también es "cliente", ¿cómo vas a ir contra ella? Se nos presenta la compañía como un ente, cuando una empresa está formada por personas.

Oye, Charlie Brooker, por si te apetece versionar este episodio, ¿sabes que estaría genial? El matrimonio hackea la empresa que les está sangrando, se hace con el control, echa a la directiva, les arruina implantan una tarifa plana asequible para todos los usuarios con todas la ventajas y viven felices en las Maldivas o donde más te guste, tú eliges el sitio. 

    Y tras esto, voy a jubilar las futuras temporadas de Black Mirrow si es que existen y seguir viendo chicos guapos salvando al mundo del Apocalipsis una y otra vez, no es muy real pero a mi me reconcilia con la vida.













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