sábado, 22 de junio de 2013

¡Disfruta del sol!

Cualquier actividad al sol, o simplemente descansar en la playa o en la piscina, actúa sobre nuestro estado de ánimo, relaja, anima y contribuye en un alto porcentaje a nuestro bienestar, además de lo atractiva que puede resultar una piel bronceada.
Sin embargo, los rayos solares cada vez son más peligrosos para nuestra salud por lo que es necesario tomar las debidas precauciones antes, durante y después de tomar el sol.
Lo primero que debemos considerar a la hora de elegir una protección adecuada, es nuestro tipo de piel, si tenemos una piel muy blanca necesitaremos una mayor protección que una piel más oscura.
Lo ideal, pero casi imposible de cumplir, es empezar a tomar el sol poco a poco, el primer día 10 minutos, y aumentando el tiempo día a día, también debemos utilizar accesorios y medios que nos protejan de insolaciones, como por ejemplo, gorras, pañuelos, gafas de sol…
En cuanto a los productos que podemos utilizar para proteger nuestra piel del sol, tenemos que tener en cuenta  que – contra la creencia de muchas personas – una alta protección del sol no impide que logres un bonito bronceado.
Muchas personas eligen un bronceador o aceite de protección baja con el fin de tener un tono moreno antes, la realidad es que tu piel se va a broncear a la misma velocidad (a menos que uses productos que impulsen el proceso de bronceado), estos bronceadores de baja protección, son  un error, solo se consigue estar más expuesto a los efectos del sol, tales como envejecimiento de la piel, quemaduras solares…

Lo ideal es utilizar para el rostro, sobre todo al principio del verano, una protección 50 y para el cuerpo una protección 30. Los aceites no protegen del sol. Estos productos deben aplicarse antes de la exposición al sol, y luego cada 2 ó 3 horas o después del baño. Aunque algunos sean resistentes al agua… no está demás aplicar  un poquito más de crema.

Si quieres prolongar el bronceado y fomentarlo, incluye en la alimentación betacaroteno, lo encontrarás en zanahorias, fresas y en general en los alimentos de colores muy vivos.

Después del sol, también hay que cuidarse un poquito, hidratar la piel con tu habitual body milk o si quieres con un aftersun; si has conseguido ese bonito tono “cangrejo” debes aplicarte el aftersun y evitar el sol al día siguiente.
Un truquito casero para las quemaduras es mezclar la pulpa de un tomate maduro con dos cucharaditas de bronceado, te lo aplicas en la zona afectada y dejas que actúe 30 minutos. También puedes aplicar agua con gas o vinagre puro de manzana, y después de dos horas darte un baño en agua tibia.
Si eres de las que les gusta tomar el sol durante horas, procura usar una sombrilla y evitar la exposición a las horas del mediodía, refréscate con un bañito de vez en cuando y no olvides hidratarte bien con agua o refrescos.
 ¡A disfrutar del sol!

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